¿Qué podemos aprender de Números 20?
Números 20 relata un momento crucial en la travesía de Israel por el desierto, enseñándonos verdades profundas sobre la fe, la obediencia y Cristo como la Roca de salvación y juicio.
El pueblo de Israel volvió a quejarse contra Moisés debido a la escasez de agua, diciendo:
“¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de Jehová…” (Números 20:3).
En respuesta, Dios ordenó a Moisés:
“Toma la vara y reúne a la congregación, tú y tu hermano Aarón, y hablad a la peña a vista de ellos, y ella dará su agua. Así les sacarás agua de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias.” (Números 20:8)
Sin embargo, Moisés desobedeció. En lugar de hablarle a la roca, la golpeó dos veces:
“Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación y sus bestias.” (Números 20:11)
¿Por qué Dios se disgustó con esto?
Cristo, la Roca herida por nuestra salvación
El error de Moisés no fue solo un acto de desobediencia, sino una falta de fe en la palabra de Dios:
“Y el Señor dijo a Moisés y a Aarón: ‘Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, no llevaréis esta congregación a la tierra que les he dado.’” (Números 20:12)
Dios tenía un propósito más profundo en este mandato y era el de revelar a la congregación de Israel que la salvación es recibida por medio de la fe en Cristo solamente. Pablo revela en 1 Corintios 10:4 que la roca en el desierto simbolizaba a Cristo:
“…porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.”
En Éxodo 17, cuando Israel necesitó agua por primera vez, Dios ordenó a Moisés que golpeara la roca (Éxodo 17:6). Pero en Números 20, Dios le mandó que hablara a la roca. La diferencia es significativa:
- Cristo, como la roca, fue golpeado una vez por nuestra salvación (Isaías 53:5).
- Después de esto, lo único necesario es la fe: hablar a la Roca, clamar a Cristo y recibir su agua viva (Mateo 7:7).
Al golpear la roca nuevamente, Moisés distorsionó el simbolismo Dios intentaba comunicar a la congregación. Cristo, representado por la roca, ya había sido golpeado una vez por nuestros pecados; ahora, el pueblo solo necesitaba creer y pedir. Moisés debía confiar en la palabra de Dios y hablar a la roca, no golpearla otra vez.
Cristo, la Roca de juicio
Si bien Cristo es la Roca de salvación, también es la Roca de juicio. A lo largo de las Escrituras, la piedra simboliza la justicia divina.
En Números 15, un hombre que violó el día de reposo fue apedreado por mandato de Dios, anticipando cómo Cristo, la Roca rechazada, traerá juicio sobre aquellos que lo rechacen.
Este tema se confirma en Daniel 2, donde el reino de Cristo es descrito como una gran piedra que destruye todos los demás reinos. Jesús mismo afirma esto en Mateo 21, declarando:
“Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.” (Mateo 21:44)
La incredulidad impidió que Moisés entrara en la Tierra Prometida, al igual que la incredulidad impide que los pecadores entren en el reino de Dios. La pregunta es:
¿Vendrás a Cristo, la Roca de salvación, o caerás bajo el peso de su juicio?
Conclusión: Un llamado a la fe
La lección de Números 20 es clara: Cristo, la Roca de nuestra salvación, fue herido una vez por nuestros pecados. Ahora, debemos acudir a Él en fe.
“Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás.” (Juan 4:14)
¿Buscarás y recibirás hoy esta agua viva? ¿O rechazarás a Cristo y enfrentarás la Roca de juicio?
La decisión es tuya.