Entendiendo el día de reposo: ¿Por qué Adoramos el Domingo en lugar del Sábado?

Entre aquellos que invocan el nombre de Cristo, algunos se reúnen para partir el pan el sábado en lugar del domingo, creyendo que el séptimo día de la semana—el Sábado (nuestro sábado)—es el día que los creyentes deben observar como su día semanal de adoración en obediencia al mandato de Dios de guardar el cuarto de los Diez Mandamientos (Éxodo 20:8-11). Este artículo tiene como objetivo proporcionar una introducción básica a la teología bíblica del Sábado, abordando malentendidos comunes que podrían llevar a algunos a enfatizar la observancia del Sábado mientras pierden su significado teológico más profundo y su cumplimiento final en la persona de Jesucristo.

La Base Bíblica del dia de Reposo
La importancia del séptimo día se introduce por primera vez en Génesis, donde aprendemos que Dios “reposó en el séptimo día de toda Su obra que había hecho” y que “bendijo el séptimo día y lo santificó, porque en él descansó de toda Su obra que había hecho en la creación” (Génesis 2:2-3). Esencialmente, la primera lección que Dios enseña a la humanidad—que fue creada en el sexto día—es que la obra de Dios precede el descanso del hombre.

El primer día completo que el hombre experimenta no es uno de trabajo, sino de descanso, mientras Dios cesa de Su obra de creación y aparta el séptimo día como santo. Esto establece un patrón: 1. Dios crea, 2. provee para la humanidad, y 3. el hombre entra en el reposo de Dios en el séptimo día, santificándolo porque en ese día Dios descansó de Su obra creadora.

Noé: Una Imagen del Descanso
La historia de Noé sirve para verificar este patrón. Su propio nombre—Noé (נֹחַ)—que significa “descanso” o “consuelo”—es una imagen del descanso que Dios provee. Su padre, Lamech, profetizó sobre él:

“Este nos aliviará de nuestra obra y del trabajo de nuestras manos a causa de la tierra que el Señor maldijo” (Génesis 5:29).

Noé proporcionó descanso para aquellos que se unieron a él en el arca, ya que fueron salvos del juicio del diluvio (Génesis 7:1, 7). Después de la destrucción del viejo mundo (2 Pedro 3:6), vemos que la creación de un nuevo mundo tiene lugar, la provisión de Dios al traer los animales al arca—algunos de ellos para alimento (Génesis 6:19-21; 7:2-3). Noé, junto con su familia—la nueva humanidad—entra en un estado de descanso cuando el arca se detiene en el séptimo mes sobre los montes de Ararat (Génesis 8:4). Sin embargo, la humanidad volverá a rebelarse contra Dios, como se ve en el incidente de la Torre de Babel, lo que demuestra que el verdadero descanso edenico aún está por llegar.

Descanso y Maná Antes de Sinaí
Vemos este patrón nuevamente antes de Sinaí cuando, antes de dar la Ley, Dios manda a los israelitas—Su nueva creación—recoger el doble del maná (la provisión de Dios y una imagen de Cristo, el verdadero pan de vida) en el sexto día y entrar en Su descanso en el séptimo (Éxodo 16:22-30).

El dia de Reposo y la Ley
Cuando se instituye la Ley, ya estamos familiarizados con identificar el Sábado como un día para recordar y santificar la obra creadora de Dios, ya que Él descansó en el séptimo día después de la creación (Éxodo 20:8-11). Sin embargo, en los Diez Mandamientos, Dios también establece el Sábado como una señal de Su pacto con Israel después de librarlos de Egipto (Éxodo 31:12-17). Así, guardar el Sábado se convierte en una señal perpetua entre Dios e Israel, conmemorando no solo Su obra creadora, sino también Su obra redentora.

El séptimo día, el Sábado, sirve como un recordatorio de que Dios es Creador y Redentor y la fuente del descanso. Sin embargo, el Antiguo Testamento enseña que la historia no ha terminado; el hombre sigue fallando, lo que demuestra que se aun se necesita una nueva creación y que el descanso final aún esta por llegar.

El Dia de Reposos Hecho Hombre: Jesucristo
En el Nuevo Pacto, aprendemos que este séptimo día, el Sábado, día de reposo que el Antiguo Pacto menciona tanto, es una imagen del descanso espiritual que se encuentra en Cristo (Hebreos 4:3–4). Y que acceso a El solo es interrumpido por la incredulidad en las promesas de Dios. Muchos creen que si trabajan lo suficiente alcanzaran el descanso espiritual. Pero si somos honestos, el trabajo físico nunca ha dado como resultado descanso físico. Por el contrario, el trabajo físico produce agotamiento, cansancio e incluso frustración cuando la carga de trabajo es demasiado pesada.

De la misma manera, cuando una persona intenta trabajar para alcanzar el descanso de Dios, esa persona está trabajando hacia el agotamiento espiritual, el cansancio y la frustración eterna.

Bíblicamente, entendemos que después de la caída, el hombre pecador no puede encontrar verdadero descanso; no puede entrar en el reposo de Dios (Isaías 48:22), ya que la separación de Dios introduce Su maldición al mundo. Incluso el acto básico de comer ahora implica trabajo, esfuerzo y sudor (Génesis 3:17-19).

Cuando aparece Cristo, lo vemos como el que trabaja y suda en nombre del hombre pecador para que ellos encuentren descanso en la tarea de comer (Su carne). En Getsemaní, Él suda grandes gotas de sangre mientras se prepara para cargar con la maldición del pecado (Lucas 22:44). En la cruz, Él soporta todo el peso de esa maldición (Gálatas 3:13), logrando la obra necesaria para llevar a Su pueblo al verdadero descanso (Mateo 11:28-29, Hebreos 4:9-10).

El Sábado cristiano, entonces, no es un día sino una Persona: Jesucristo, el Hijo de Dios y Señor del día de reposo. Aquellos que han entrado en Cristo por la fe han entrado en el día de descanso de Dios.

El Domingo como Día de Adoración
Tal vez te estés preguntando, “Bueno, nada de esto realmente me da la razón de por qué debemos adorar el domingo en lugar del sábado.” Esa es una observación válida, y si todavía estas leyendo, quiero agradecerte y pedirte que sigas leyendo hasta el final mientras descubrimos juntos por qué adoramos el domingo, el primer día de la semana, en lugar del sábado, el séptimo día de la semana.

La Biblia enseña explícitamente que, desde el principio, los cristianos se han reunido en domingo como una manera de conmemorar el día en que el Señor Jesús resucitó de entre los muertos, y me gustaría llamar tu atención a algunos de esos pasajes y al patrón que mencioné antes, donde Dios termina una obra creadora, provee para el hombre, y el hombre entra en el descanso de Dios. Esto es exactamente lo que sucede en Cristo.

Dios ha terminado Su obra creadora:
2 Corintios 5:17: “Por lo tanto, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas.”

Proveído para el hombre, no maná sino el cuerpo de Cristo:
Mateo 26:26: “Mientras comían, Jesús tomó el pan, lo bendijo, lo partió y les dio, diciendo: ‘Tomad, comed; esto es mi cuerpo.’”

Aquellos que están en Cristo han entrado en el descanso de Dios:
Hebreos 4:3: “Nosotros que hemos creído, entramos en ese descanso.”
Hebreos 4:10: “Porque el que ha entrado en el descanso de Dios, también ha reposado de sus obras, como Dios reposó de las suyas.”

Así que, mientras descansamos del trabajo espiritual y nos esforzamos por obtener el favor de Dios, disfrutamos, solo por fe, junto con Abraham y el apóstol Pablo, la promesa de descanso hecha en el séptimo día de la creación que se cumple en Cristo como mediador de un Pacto Nuevo y Mejor entre Dios y el hombre (Hebreos 8:6).

Siguiendo el Ejemplo de los Apóstoles
Por mucho que amemos la tradición, las Escrituras superan cualquier tradición humana. Así que, si la Biblia enseña un principio, debemos seguirlo y obedecer a Dios más que a los hombres. No nos tomará mucho tiempo, después de comenzar a leer el Nuevo Testamento, darnos cuenta de que los apóstoles, aunque aún honraban el Sábado porque eran judíos, entendieron que las fiestas y días santos establecidos para el pueblo de Israel fueron dados como tipos y sombras de las cosas mejores que estaban por venir:
Colosenses 2:16-17: “Por tanto, que nadie os juzgue en comida o bebida, o en cuanto a fiesta, luna nueva o el día de reposo—cosas que son sombra de lo que está por venir.”

Así que, el día de reposo (el séptimo día), según el apóstol Pablo, no es más que una sombra de las mejores cosas que han venido en Cristo y que aún están por completarse en el estado eterno: el nuevo cielo y la nueva tierra.

Mientras tanto, los cristianos deben reunirse para adorar y partir el pan en el primer día de la semana. Dios ha completado, una vez más, una nueva creación en Cristo—una nueva creación que Él completa en el primer día de la semana, el domingo, el día que ahora representa el día de la culminación para Su pueblo del pacto, esto es, la iglesia.

Escrituras que Afirman la Adoración del Domingo
Mateo 28:1-10: “Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro… y he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ‘¡Saludos!’ Y ellas se acercaron, abrazaron sus pies y lo adoraron.”

Hechos 20:7: “El primer día de la semana, cuando estábamos reunidos para partir el pan, Pablo les habló, habiendo de partir al día siguiente, y alargó su discurso hasta medianoche.”

1 Corintios 16:2: “El primer día de cada semana, cada uno de vosotros ponga algo aparte, guardado según haya prosperado, para que cuando yo llegue no se haga recolección.”

Reunirse y adorar el domingo es una práctica apostólica. El Nuevo Testamento no se avergüenza de esta verdad. Nosotros tampoco deberíamos. En cambio, debemos abrazar la adoración dominical como algo bíblico.

Conclusión:
El verdadero reposo sabático no es un día de la semana, sino una persona—Jesucristo. El día de reposo, tal como se da en el Antiguo Testamento, señalaba el descanso final que se encontraría en Él. Jesús es el cumplimiento del Sábado (Mateo 11:28-29), y en Él encontramos el descanso que el día de reposo solo podía simbolizar. El descanso sabático del Antiguo Pacto era una sombra del reposo que los creyentes ahora experimentan en Cristo, quien nos ofrece descanso del peso de tratar de ganar el favor de Dios por medio de obras.

El domingo no es el “nuevo Sábado”, pero es el día en el que nos reunimos para celebrar la victoria de Cristo sobre la muerte, Su resurrección, y la nueva creación que Él inauguró. Adoramos el domingo porque conmemora el primer día de la semana, el día en que Jesús resucitó de entre los muertos, venciendo el pecado y la muerte, y dándonos la razón definitiva para descansar—Su obra consumada.

Esta práctica está arraigada en el ejemplo de la iglesia primitiva, que se reunía en domingo para partir el pan, adorar y conmemorar la resurrección de Jesús (Hechos 20:7, 1 Corintios 16:2). El domingo no es simplemente un reemplazo del sábado, sino una celebración del hecho de que hemos entrado en el descanso de Dios a través de Cristo, quien ha completado la obra de salvación.

Al reflexionar sobre esto, pregúntate: ¿Cómo se ve tu descanso sabático? ¿Sigues intentando trabajar por tu descanso, o estás descansando en la obra terminada de Jesús? El domingo es un llamado a descansar en Cristo, a honrar Su obra completa, y a vivir en la nueva creación que Él ha hecho posible. ¿Responderás a ese llamado y harás del domingo un día para reflexionar y celebrar el descanso que tenemos en Él?